Clínica Médica | Tratamiento del dolor │ Lesiones deportivas

Pellegrini 515
San Nicolás de los Arroyos

0336 442-1036
contacto@ideasmedicas.com

Continuamente nuestro organismo sufre procesos de destrucción de tejidos. Cada vez que caminamos, corremos o incluso durante el reposo existe un proceso por el cual nuestras células y nuestros tejidos se destruyen. Sin embargo, paralelamente nuestros sistemas de reparación actúan, compensan esta situación y el balance se mantiene.

Viéndolo en términos metafóricos, existen dos equipos que se enfrentan en un partido continuamente. Un equipo destruye tejido y otro repara y construye tejido nuevo. Como consecuencia, podemos describir tres escenarios:

Escenario n°1. Éste supone un proceso de destrucción tisular equivalente al proceso de reparación. El efecto neto es la conservación del tejido. Es un empate virtual.

Escenario n°2. El proceso de destrucción de tejidos es mayor que la capacidad de nuestro cuerpo de reparar. Es decir, el equipo reparador y constructor es sobrepasado y no logra reparar el daño. Esto sucede, por ejemplo, cuando sobrecargamos una articulación. En este escenario aparecen las lesiones y procesos conocidos como degenerativos, como por ejemplo la artrosis, las tendinosis, las “ligamentosis”, las fasciosis, la epicondilosis (“codo del tenista”), la “epitrocleosis” (codo del golfista), entre otros. La persona sufre así dolores como lumbalgias, dolores de cuello (cervicalgias), de las manos, de las rodillas, de los tobillos y de los codos, por citar algunos ejemplos. Estos síntomas son muy frecuentes en la población y constituyen un motivo de consulta frecuente de dolor y discapacidad.

Escenario n°3. El proceso de reparación “vence” al proceso de destrucción. Por ende el nuevo tejido será más fuerte que previamente, lo cual lo hará más resistente y consecuentemente será más difícil que se lesione. Éste es el objetivo del entrenamiento físico dosificado adecuadamente, junto a un soporte alimentario óptimo.

El enfoque integral de una persona que sufre de dolor crónico, debe tener en cuenta esta situación. El uso de medicación, sino se asocia a otras medidas de fondo, no resolverá el problema: únicamente aplacará el síntoma por un tiempo. Por lo tanto, el desafío es reducir esas “sobrecargas” que dañan los tejidos y potenciar la capacidad de nuestro organismo de repararse.

Para potenciar la reparación de los tejidos, además de un plan de entrenamiento y nutricional adecuados, contamos hoy en día, con terapias de inyecciones de regeneración (TIR), como la Proloterapia, las inyecciones de PRP y las de concentrados de médula ósea (BMAC). Novedosas en Argentina, estas técnicas se basan en introducir en los tejidos dañados sustancias que induzcan un proceso de reparación local y controlado. Consecuentemente, tejidos dañados y generadores de dolor que no hayan podido repararse en forma espontánea, podrán hacerlo. Estas técnicas requieren para su realización de entrenamiento adecuado y un diagnóstico completo y preciso.

(Emilio Augusto Pastor)

Médico especialista en Clínica Médica (UNR). Director del Programa de Formación en Medicina Intervencionista Regenerativa Osteomioarticular (MIRO).