Clínica Médica | Tratamiento del dolor │ Lesiones deportivas

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El tratamiento con inyecciones perineurales subcutáneas (IPS), es una nueva y sorprendente técnica para el tratamiento del dolor. El Dr. John Lyftogt, principal referente mundial de la técnica, la llamó inicialmente Neuroproloterapia. Sin embargo, la American Association/Academy of Orthopaedic Medicine (AAOM), considera que es más correcto el término inyecciones perineurales subcutáneas (IPS). 


Esta técnica consiste en inyectar con una aguja muy fina dextrosa al 5% (D5%) en forma subcutánea zonas específicas (sitios de constricción crónica) sobre el recorrido de los nervios periféricos. El objetivo es mitigar el dolor ocasionado por la inflamación de dichos nervios (inflamación neurogénica). Clínicamente, podemos identificar a estas zonas mediante la palpación: los tejidos suelen estar dolorosos y suele detectarse cierto empastamiento cutáneo (“piel de naranja”), entre otros hallazgos. 

 
Si bien aún no está establecido en su totalidad cuál es el verdadero mecanismo de acción, lo que sí se sabe es que el método goza de gran efectividad e inocuidad. Se postula que la D5% inhibe unos receptores vinculados al dolor situado en el nervio (específicamente en el terminal presináptico) denominados TRVP-1 (transient receptor potential vanilloid 1). Otra teoría indica que el alivio se debería al efecto mecánico de disección que la inyección del fluido genera (hidrodisección). Siguiendo esta corriente, la inyección “lavaría la sopa inflamatoria” que sensibiliza los nervios periféricos con sus mediadores químicos. El efecto sería el análogo al de una “hidrolavadora” se lleva la suciedad por arrastre mecánico. También, este efecto mecánico, podría liberar a estos nervios del atrapamiento al que son sometidos cuando atraviesan las fascias (sitios de constricción crónica). Para comprender este fenómeno, imagínese que los nervios son cables eléctricos, que para atravesar los músculos, atraviesan hendiduras pequeñas donde pueden sufrir compresiones. El líquido podría ayudar a liberar esos cables y así volverán a funcionar normalmente. 


Esta técnica puede dar muy buenos resultados como parte del tratamiento para dolores neuropáticos (polineuropatía diabética, neuralgias postherpéticas, síndrome del túnel carpiano, etc.), dolores musculoesqueléticos varios (dolores miofasciales), síndrome de dolor crónico regional complejo (SDCRC), dolores de cabeza (cefaleas), de cuello (cervicalgias) y de cintura (lumbalgias, “ciatalgias”), dolores de hombros, fibromialgias, etc.
En algunas situaciones, la visualización ecográfica puede ser de gran ayuda para la localización y la eventual hidrodisección de los nervios periféricos, otorgándole al método mayor elegancia y efectividad. Un ejemplo clásico donde la hidrodisección bajo guía ecográfica puede ser de gran utilidad es el síndrome del túnel carpiano.

(Emilio Augusto Pastor)

Médico especialista en Clínica Médica (UNR). Director del Programa de Formación en Medicina Intervencionista Regenerativa Osteomioarticular (MIRO).